miércoles, 21 de diciembre de 2011

Y eso lo aprendi a base de golpes, de suerte.

Desde hace un año no tengo ni un día malo, vivo en mi verano moral donde no hay lugar para el enfado. Sonrío solo por la calle y piensan que estoy loco perdido y no estoy triste, es como el que recuerda un chiste. No hay chisme que me afecte o me deprima, cada vez cuesta más que algo me moleste en la vida. El resto de las cosas pueden esperar siempre, las pequeñas alegrías ni se alquilan ni se venden, algo que no entiende la gran mayoría. Y si algo te quita el sueño no hay problema, hay quien se pone hasta las cejas por no verlos. Yo pido deseos soplando pestañas o velas, llorando de la risa, ahogando penas. Que un mal trago lo tiene cualquiera pero a sorbos son menos amargos y un día tonto no es pa tanto por muy largo que sea. O sea, pasea tu alegría que es lo que nos queda y la verdadera no atiende a condenas, ni a halagos. Ando dando palmas como un mono con platillos happy, sonreír es gratis y sano, de agrado. Aparta lo malo que el mundo es de color rosa, si puedes pintarlo con lápiz de labios de tu esposa. Tú déjate llevar y sobretodo confía, fíate, disfruta que la vida son tres días y vamos por el segundo. Dibuja una sonrisa para el mundo, divisa la alegría de la gente y comprende que si algo duele nada es para siempre. Así que vive y se feliz, vive y deja atrás tu furia. Que si se acercan tiempos de tormenta y vienen nubes negras no te hundas, aprende a bailar bajo la lluvia.

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