viernes, 20 de mayo de 2011

No quiero bailar con la pena porque me da miedo pisarla.

Dios y el demonio están reunidos, se están apostando mi alma en una partida de ajedrez. Mis últimas noticias son que de momento estan en tablar con un peón y lucifer. Y mientras las torres de Dios son los pilares de mi vida, el caballo del demonio va cerrándome salidas. Y al final, todo depende de tí, de cada movimiento que decidas dar pues cada paso en falso lo daré contigo, de todo y cuanto decidas sacrificar para darle a mis demonios un mate divino, ¡quédate conmigo!. Cada vez que Dios ataca, el diablo se esconde y enroca, me ofrecerá la perdición y cuando el diablo ataca a mí se me empieza a dormir la boca, y ahí la partida se acabó. Aunque en nuestro tablero yo sea tu reina sabes que yo tengo el corazón de peón, me gusta mucho más lo de romper la ley que dictarla, mi amor. Y no dictaré, no para ti, te dejaré hacer aún que me cueste la vida porque cuando te poner así, me sacas de mis casillas.

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