viernes, 15 de julio de 2011

Tantas señales de humo, que se quemó.

Fueron figura de la amargura, bebía a pelo pequeñas dosis de locura. Se confesaba en un estanco, iba a la iglesia para fumarse uno a uno todos los pecados. Papel de biblia liado, sin darse cuenta llegó a la meca de todos los desamparados. Siempre decía gritando al cielo que, algún día sería tan niño como fue Billy el pistolero. En su caballo cabalgaba todos los días desde su barrio hasta la plaza de la alegría, donde encerraba el pasado dentro de una papelina, donde soñar es tan caro como barata es la luz del día.

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